Víctor García

Coordinador del grupo de empleo de EAPN y director de la Fundación Secretariado Gitano en Asturias

Víctor, ¿trabajamos para ser pobres?

En el Estado español, el 32% de las personas en situación de pobreza tienen un empleo.

¿Y eso cómo puede ser?

Principalmente, porque los salarios, pese al aumento de los últimos años, van más lentos que el aumento del coste de la vida. Además, en el Estado español hay muchas personas con trabajos temporales o parciales. Ello multiplica por dos la posibilidad de estar en riesgo de pobreza.

¿Qué perfiles son los que se encuentran en mayor situación de riesgo?

El mercado laboral discrimina por cuestión de género, de origen étnico, ser una persona con discapacidad, vivir en el ámbito rural, etc.

¿Las mujeres siguen estando discriminadas en materia de empleo?

La tasa de desempleo entre las mujeres se sitúa por encima de la de los hombres, y la precariedad está más extendida entre las mujeres, con más contratos temporales y más jornadas parciales. Además, en igualdad del resto de condiciones, las mujeres cobran un salario inferior.

Algo parecido debe pasar con la población extranjera.

Exactamente. Mientras una de cada diez personas españolas que trabaja es pobre, entre la población extranjera extracomunitaria la proporción es de 3,2.

¿Y qué pasa con la juventud?

La tasa de desempleo entre menores de 30 años excede con mucho a la de la población total. Y el 43,5 % de las personas de 25 a 29 años que son pobres está trabajando. Esto se debe precisamente a que muchas veces solo pueden acceder a trabajos temporales y parciales.

¿Un mayor nivel de estudios es sinónimo de menor precariedad?

Totalmente. A medida que aumenta la formación, se reduce la presencia de personas pobres con empleo. Aunque, contradictoriamente, ello no es sinónimo de acceder a un empleo.

¿Y qué se propone desde la EAPN?

En diciembre de 2023 lanzamos el informe ‘Trabajar para ser pobre’ cuyo último capítulo propone una serie de medidas.

¿Cuáles serían las principales?

Es básico asegurar que los convenios laborales se cumplan. Y estar especialmente encima de prácticas relacionadas con los contratos fijos-discontinuos, que llevan a situaciones de gran precariedad. Se debe trabajar para combatir el trabajo precario.

Para fomentar la inserción laboral, es importante que la administración sea más ágil y flexible. Algunas acciones serían compatibilizar el Ingreso Mínimo Vital con la participación en itinerarios formativos, y flexibilizarlos para hacerlos compatibles con la activación y acceso al mercado de trabajo.

Otra medida que ayudaría es agilizar la entrada y salida del sistema de protección con la incorporación al trabajo, ya que a veces se penaliza. También hay mucho trabajo por hacer en relación con la homologación de titulaciones de personas migrantes para que puedan acceder a trabajos cualificados y apostar por programas que atiendan a las personas con especiales dificultades.

Pero hemos visto que tener un trabajo no garantiza no ser pobre.

Exacto. El empleo facilita, pero no debe ser solo la llave de la inclusión social. Es imprescindible revisar muchos otros elementos sociales, como acabar con la especulación del sector inmobiliario o garantizar los sistemas de protección a las personas.

¿Y qué papel juegan las entidades sociales agrupadas en la EAPN?

Las entidades realizamos una labor crucial y debemos ponerla en valor. Nuestra experiencia y agilidad nos permite introducir metodologías innovadoras y adaptadas a la realidad de las personas que atendemos y a la de cada momento. Por ejemplo, las entidades sociales relacionadas con el ámbito del empleo, como es Fundación Adsis, están siendo capaces de generar trabajo de calidad a través de sus servicios de inserción.

+ info: www.eapn.es