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Un tiempo para compartir

12/2018 - Madrid

Nos levantamos con el tono de un despertador, que nos va marcando las horas desde nuestro despertar. El tiempo se convierte, inevitablemente, en una línea que marca nuestros pasos, nuestros días. Pero en ese recorrido siempre hay cabida para compartir con otras personas algo tan valioso como nuestras horas. Cerca de un millar de emplead@s de Repsol de veintidós países diferentes, contribuyeron ofreciendo parte de su tiempo en más de ochenta actividades de voluntariado que cumplían con dos Objetivos de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero y Educación de Calidad.


Participaron durante la Semana Internacional de Voluntariado Repsol. Cinco días en los que, como señaló el vicepresidente de la Fundación Repsol, Ignacio Egea, “lo importante del voluntariado es su capacidad para transformar a las personas, de esta forma se transforman las compañías y por tanto a la sociedad”.


Fundación Adsis, fiel a su apuesta transformadora de la sociedad, colaboró junto con 70 entidades sociales más, con actividades que permitieron acortar distancias entre el mundo educativo y el mundo profesional; entre jóvenes, personas inmigrantes y voluntariado corporativo.



Una de las actividades fue una sesión de empleabilidad con jóvenes que buscan su primera oportunidad laboral. El encuentro entre jóvenes y voluntari@s tuvo lugar en la Fundación Repsol de Madrid. Unos 16 jóvenes del itinerario de Panadería, Bollería y Repostería, compartieron un tiempo con 11 voluntari@s. L@s jóvenes no cuentan con el graduado de la ESO, están en situación de paro y proceden de familias con dificultades económicas o en situación de vulnerabilidad social. L@s voluntari@s les dieron pautas y nuevas herramientas para sus estudios, y les orientaron sobre futuras opciones profesionales que puedan abrirles puertas a su primera inserción en el mercado de trabajo.


Otra actividad fue dedicada a personas inmigrantes participantes del proyecto Baroké. Cinco personas voluntarias de Repsol conocieron el centro del proyecto y ofrecieron clases de apoyo de castellano, inglés e informática a personas que cuentan con muy escasos recursos económicos y que proceden de países con índices muy altos de analfabetismo. De este modo, se generó un entorno de acompañamiento para facilitar su integración y mejorar sus habilidades personales y laborales.


Toda una semana de experiencias compartidas y enriquecedoras, que confirman que el compromiso y la implicación de muchas personas voluntarias contribuyen a impulsar los retos de muchas otras personas que han encontrado obstáculos en su trayectoria. El tiempo compartido rompe esas barreras, ampliando las opciones y oportunidades, y generando un vínculo entre ell@s que permanecerá a lo largo del tiempo.